A Vladimir lo conocí porque salía con una amiga de mi hermana. Ella me propuso ver sus trabajos como opción para el primer disco solista que estaba preparando. Me pasó su página en internet. Inmediatamente me conmovió su manejo del color. Mucho, pero jamás empalagoso. Mágico a veces, misterioso otras. Sus acuarelas no dejan de modificar a quien las observa.
Mi banda llevaba y lleva el nombre de Ciro y Los Persas; para presentarla en sociedad podíamos jugar con la cuestión oriental. Llegamos a reunirnos con el embajador de Irán, quien nos regaló libros y dvds varios. Y Vladimir absorbió todo eso y más. Y explotó lo que vio e imaginó en mil colores. Propuso maquetas tridimensionales. Por ahí avanzamos. Presentó dos ciudades; una occidental, otra oriental; una nocturna, otra bajo el sol del desierto. Estábamos en tiempo de entrega y se me ocurre unir las dos en una. Con maestría y escaso tiempo lo resolvió fabulosamente. Y logró un arte que nos llenó de orgullo y alegría, que nos acompañó en presentaciones en el Luna Park y por todo el país. En escenografías, carteles, y entradas.
Vladimir bendijo y embelleció nuestra música con su arte. Me llevé un pop-up central del disco, Espejos, de esos que se exhiben en las disquerías. Muy grande. Me regaló un cuadro que embellece una pared. Muy chiquito... Por su manejo del color, su habilidad en el dibujo y su fresca imaginación creo que sería justo que llegue muy lejos. Sí, creo que va a llegar lejos. Hasta Persia y mas allá.
Click aquí para escuchar la nota a Ciro en Radio Continental, en el programa de Víctor Hugo Morales, donde habla de la obra del acuarelista